CULPABLES POR “TRAICIÓN AL PUEBLO”

El jueves 29 de abril la Asociación Madres de Plaza de Mayo realizó un juicio ético y político a los periodistas cómplices con la dictadura. Fue en Plaza de Mayo en la víspera de sus 33 años de lucha.



martes, 18 de mayo de 2010

ALEGATO DE LA FISCALÍA

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Esta fiscalía pretende subrayar que este juicio ético y político no está dirigido a la totalidad de los periodistas que actuaron en la dictadura, en cuanto trabajadores de prensa, sino que como se ha evidenciado a lo largo de la declaración de los testigos, procura juzgar a las empresas periodísticas, a sus propietarios y a aquellos periodistas que ocupaban cargos con poder de decisión dentro de esos medios; es decir, no los trabajadores de prensa que sufrieron la dictadura, sino a quienes la convalidaron con sus palabras, sus opiniones, sus acciones.

Es indiscutible que no hay dictaduras posibles sin complicidad mediática. Es esa cuestión nodal lo que esta fiscalía, con el valioso y valiente testimonio de cada uno de los testigos, pretende juzgar. El asunto más delicado que aquí se nos plantea es el que refiere a la responsabilidad que hizo posible que se secuestrara, torturara, matara y desapareciera a miles de personas en el más tenebroso de los silencios periodísticos. Peor aún, muchos sostenían por entonces que en Argentina había libertad de prensa.

Como periodistas nos avergüenza la conducta y los delitos cometidos por varios que, muy a nuestro pesar, debemos denominar como colegas; hechos que esta tarde han quedado expuestos sin posibilidad de refutación alguna.

Así como el filósofo judío alemán Theodor Adorno sostenía que después de Auschwitz no se puede escribir poesía, señoras y señores jueces, nosotros nos preguntamos si era posible hacer periodismo durante la dictadura genocida argentina. Si algo debemos ser los periodistas es profesionales de la verdad. Y en aquellos años se quebró la correspondencia entre las palabras y los hechos. Se llamó “centros de recuperación” a las mazmorras de tortura y muerte. Se habló de “niños y niñas abandonados” cuando se trataba de hijas e hijos de militantes que fueron arrancados de sus hogares y separados de sus familias. Se dijo guerra cuando se asesinó a 30.000 personas, se forzó al exilio a un millón y se encarceló en las peores condicione a 10.000. La magnitud del accionar represivo no podía escapar a quienes tienen por oficio informar, investigar y contar la realidad. Prueba de ello es que la prensa extranjera divulgaba las denuncias de las desapariciones en nuestro país.

Pero hay otro compromiso que tenemos, antes que como periodistas, como seres humanos. Y ese compromiso es con la vida. Ninguna persona con un mínimo de sensibilidad social puede permanecer indiferente ante los horrores cometidos por la dictadura. Si esa persona es a su vez periodista tiene la obligación moral de, como mínimo, negarse a tergiversar los datos y a silenciar los crímenes. No apelamos a actos heroicos, simplemente a gestos de entereza. En tiempos en que reina el terror uno no hace lo que quiere. Pero tampoco hace lo que no quiere.
El silencio y/o la justificación de crímenes aberrantes y la imperturbabilidad frente a un dolor concreto, humano, verdadero: la desaparición de personas, el robo de niños, el arrojo de personas vivas al río, el pulular angustiante y desesperado de miles de madres de desaparecidos por redacciones, con carpetitas hechas de forma casera bajo los brazos,pidiendo una, dos, y cien veces una solidaridad que tuvo como respuesta sistemática la indiferencia o la difamación.

En otras palabras: el genocidio también fue posible porque los desaparecidos fueron desaparecidos de los diarios, de las radios y de los programas de televisión.
Es ahí donde el rol de los medios y de muchos periodistas adquiere una dimensión tremenda, criminal, atroz. Es inmoral cobijarse en la aparente neutralidad de las noticias cuando detrás de ella hubo un propósito contundentemente claro: sustentar ideológicamente el plan de exterminio. ¿Qué es ser periodista si no contar lo que pasa?

Esta fiscalía quiere expresar que no está hablando de hechos clausurados en el pasado. Se refiere a empresas que han consolidado su posición dominante en el mercado a partir de negociar bajo tortura a sus propietarios la fábrica de papel de diario que debiera proveer a todos los periódicos del país. Eso, por citar sólo un ejemplo. Nos referimos también a periodistas que siguen presentes en los medios de comunicación.

Nada más actual, entonces, que poner en evidencia cómo esos mismos medios y esas mismas personas son las que aún hoy continúan perpetuando estas prácticas, con el añadido que el origen de la actual dictadura del discurso hegemónico ha sido la dictadura genocida
Por otra parte queremos señalar que este juicio ético es uno entre los tantos juicios éticos que diariamente se hacen desde los medios de comunicación. El periodismo no está ni por encima ni por fuera de la sociedad. Y el desempeño de los periodistas es materia tan opinable como el de cualquier otro profesional.

Por último, a todas y todos los presentes, les decimos junto a Rodolfo Walsh:
"Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance. Mande copia a sus amigos; nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El Terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad".


Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad.


Luis Zarranz (Periodista)
Lucía García (Lic. en Comunicación Social)

1 comentario:

  1. Espectacular este alegato y todo el material recopilado. Ya imprimí el material para distribuirlo. También lo voy a difundir en mi programa de "Radio Cualquiera - 94.3" de Paraná - Entre Ríos. Los felicito por el trabajo que han hecho.

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