CULPABLES POR “TRAICIÓN AL PUEBLO”

El jueves 29 de abril la Asociación Madres de Plaza de Mayo realizó un juicio ético y político a los periodistas cómplices con la dictadura. Fue en Plaza de Mayo en la víspera de sus 33 años de lucha.



martes, 18 de mayo de 2010

CULPABLES DE HABER SILENCIADO EL HORROR.

Presidenta del Tribunal: Hebe de Bonafini
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“Hemos hecho un juicio ético y político irrefutable. Están las pruebas al alcance de todos. Los valientes compañeros que se animaron a venir y a denunciar nos dan las pautas de que las Madres tenemos razón.



Desde este lugar, desde esta Plaza que nos dio el nombre, donde habitan permanentemente nuestros hijos, donde nos esperan cada jueves cuando llegamos, donde están sobrevolando seguramente aquí y han inspirado al jurado y a los compañeros que vinieron a denunciar, estoy convencida que en un tiempo no muy lejano los periodistas habrá también un juicio donde los periodistas pidan perdón. Perdón por tanta ignominia, perdón por tanta basura, perdón por haber avalado la tortura. Perdón, eso es lo que haría falta que hagan algunos, aunque no alcanza, pero sería muy bueno que se reunieran algunos periodistas.


Reivindicamos a todos los periodistas que desaparecieron por alzar su voz, por darle valor a la palabra periodistas, reivindicamos a todos los trabajadores de prensa despedidos hoy en muchos medios de comunicación. Estamos aquí compañeros trabajadores de prensa, las Madres, para acompañarlos. Sabemos, estamos convenidas que esta Plaza es la plaza del pueblo donde el pueblo reclama y exige. Falta tan poquito para el Bicentenario donde el pueblo gritó ‘queremos saber de qué se trata’. Hoy, aquí queríamos saber de qué trabajaba y lo hemos conseguido.


Lo decimos las Madres, ustedes, lo dicen nuestros hijos: culpables, culpables de haber traicionado al pueblo, de haber permitido que se mate y se torture, culpables de haber silenciado el horror. Gracias a todos los que vinieron, gracias a todos los periodistas que sintieron que este juicio era serio. Vamos a seguir compañeros, el próximo es el juicio a los jueces”.


ALEGATO DE LA FISCALÍA

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Esta fiscalía pretende subrayar que este juicio ético y político no está dirigido a la totalidad de los periodistas que actuaron en la dictadura, en cuanto trabajadores de prensa, sino que como se ha evidenciado a lo largo de la declaración de los testigos, procura juzgar a las empresas periodísticas, a sus propietarios y a aquellos periodistas que ocupaban cargos con poder de decisión dentro de esos medios; es decir, no los trabajadores de prensa que sufrieron la dictadura, sino a quienes la convalidaron con sus palabras, sus opiniones, sus acciones.

Es indiscutible que no hay dictaduras posibles sin complicidad mediática. Es esa cuestión nodal lo que esta fiscalía, con el valioso y valiente testimonio de cada uno de los testigos, pretende juzgar. El asunto más delicado que aquí se nos plantea es el que refiere a la responsabilidad que hizo posible que se secuestrara, torturara, matara y desapareciera a miles de personas en el más tenebroso de los silencios periodísticos. Peor aún, muchos sostenían por entonces que en Argentina había libertad de prensa.

Como periodistas nos avergüenza la conducta y los delitos cometidos por varios que, muy a nuestro pesar, debemos denominar como colegas; hechos que esta tarde han quedado expuestos sin posibilidad de refutación alguna.

Así como el filósofo judío alemán Theodor Adorno sostenía que después de Auschwitz no se puede escribir poesía, señoras y señores jueces, nosotros nos preguntamos si era posible hacer periodismo durante la dictadura genocida argentina. Si algo debemos ser los periodistas es profesionales de la verdad. Y en aquellos años se quebró la correspondencia entre las palabras y los hechos. Se llamó “centros de recuperación” a las mazmorras de tortura y muerte. Se habló de “niños y niñas abandonados” cuando se trataba de hijas e hijos de militantes que fueron arrancados de sus hogares y separados de sus familias. Se dijo guerra cuando se asesinó a 30.000 personas, se forzó al exilio a un millón y se encarceló en las peores condicione a 10.000. La magnitud del accionar represivo no podía escapar a quienes tienen por oficio informar, investigar y contar la realidad. Prueba de ello es que la prensa extranjera divulgaba las denuncias de las desapariciones en nuestro país.

Pero hay otro compromiso que tenemos, antes que como periodistas, como seres humanos. Y ese compromiso es con la vida. Ninguna persona con un mínimo de sensibilidad social puede permanecer indiferente ante los horrores cometidos por la dictadura. Si esa persona es a su vez periodista tiene la obligación moral de, como mínimo, negarse a tergiversar los datos y a silenciar los crímenes. No apelamos a actos heroicos, simplemente a gestos de entereza. En tiempos en que reina el terror uno no hace lo que quiere. Pero tampoco hace lo que no quiere.
El silencio y/o la justificación de crímenes aberrantes y la imperturbabilidad frente a un dolor concreto, humano, verdadero: la desaparición de personas, el robo de niños, el arrojo de personas vivas al río, el pulular angustiante y desesperado de miles de madres de desaparecidos por redacciones, con carpetitas hechas de forma casera bajo los brazos,pidiendo una, dos, y cien veces una solidaridad que tuvo como respuesta sistemática la indiferencia o la difamación.

En otras palabras: el genocidio también fue posible porque los desaparecidos fueron desaparecidos de los diarios, de las radios y de los programas de televisión.
Es ahí donde el rol de los medios y de muchos periodistas adquiere una dimensión tremenda, criminal, atroz. Es inmoral cobijarse en la aparente neutralidad de las noticias cuando detrás de ella hubo un propósito contundentemente claro: sustentar ideológicamente el plan de exterminio. ¿Qué es ser periodista si no contar lo que pasa?

Esta fiscalía quiere expresar que no está hablando de hechos clausurados en el pasado. Se refiere a empresas que han consolidado su posición dominante en el mercado a partir de negociar bajo tortura a sus propietarios la fábrica de papel de diario que debiera proveer a todos los periódicos del país. Eso, por citar sólo un ejemplo. Nos referimos también a periodistas que siguen presentes en los medios de comunicación.

Nada más actual, entonces, que poner en evidencia cómo esos mismos medios y esas mismas personas son las que aún hoy continúan perpetuando estas prácticas, con el añadido que el origen de la actual dictadura del discurso hegemónico ha sido la dictadura genocida
Por otra parte queremos señalar que este juicio ético es uno entre los tantos juicios éticos que diariamente se hacen desde los medios de comunicación. El periodismo no está ni por encima ni por fuera de la sociedad. Y el desempeño de los periodistas es materia tan opinable como el de cualquier otro profesional.

Por último, a todas y todos los presentes, les decimos junto a Rodolfo Walsh:
"Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance. Mande copia a sus amigos; nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El Terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad".


Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad.


Luis Zarranz (Periodista)
Lucía García (Lic. en Comunicación Social)

PEDIDO DE CONDENA

Palabras del Dr. Sergio Gandolfo
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El fiscal Sergio Gandolfo elevó el pedido de condena “contra la prensa cómplice con la dictadura militar representada en las empresas Clarín, propiedad de Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magnetto, La Nación, propiedad de las familias Mitre, Noble Mitre de Saguier y Saguier; Editorial Atlántida, propiedad de la familia Vigil; Editorial Perfil, propiedad de la familia Fontevecchia; La Nueva Provincia (Bahía Blanca), propiedad de la familia Massot. Asimismo a los periodistas que hablaron a favor y fueron complacientes con la jerarquía del terrorismo de estado en la Argentina por atentar contra la verdad y la valentía periodística. Entre ellos: Mariano Grondona, Claudio Escribano, Joaquín Morales Solá, Magdalena Ruiz Guiñazú, Samuel Gelblung, Vicente Massot y Máximo Gainza Castro, y no excluyendo de la acusación a todos los demás periodistas y medios que han participado en el encubrimiento del terrorismo de estado. Solicitamos que al momento de dictar sentencia se los condene como traidores al pueblo de la Nación Argentina”.


Tras la acusación, el Secretario del Juzgado, Pedro Lanteri convocó a los imputados a que ejercieran su derecho a defensa. Ninguno se presentó. El jurado –compuesto por las Madres y el público presente- levantó las manos para condenar por unanimidad a todos los imputados.

MAGDALENA RUIZ GUIÑAZÚ: “LA VISIÓN DISTORSIONADA DE NUESTRA REALIDAD”

Desgrabación de la intervención de Magdalena Ruiz Guiñazú en la conferencia de prensa de Jorge Rafael Videla, en Washington, el 6 de septiembre de 1977.


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M.R.G.: “Ahora justamente usted mencionaba hace un ratito la forma distorsionada que en el exterior se presenta nuestra realidad. Ayer cuando lo veíamos sentado al Presidente Carter entre dos argentinos, pensábamos la importancia de tener una ubicación un poco en la cocina del mundo políticamente. ¿Usted tiene planeado, Señor Presidente, en un futuro más o menos próximo, viajar –es decir- así en carne propia estar presente donde el mundo necesita que nosotros estemos presentes?”


J.R.V.: “Usted sabe señora que yo lo he proclamado porque lo siento profundamente que el diálogo es el camino idóneo para el entendimiento entre los hombres y consecuentemente entre los pueblos. Donde la Argentina pueda estar presente a través de una presencia física real de quien la pueda representar, en este caso, yo creo que la represento, siempre contará con mi mejor disposición en tanto el tiempo me lo permita. La circunstancia de ayer a la que usted hizo referencia, era una circunstancia formal. El Presidente Carter flanqueado por dos argentinos, uno el Secretario de la Organización de Estados Americanos, y otro, el Presidente de Argentina por una razón de orden alfabético. Pero eso que fue una circunstancia formal, yo de todo corazón, deseo que sea el símbolo de lo que aspiramos: a un entendimiento mutuo, de mutuo respeto, de recíproco respeto entre nuestros dos pueblos porque sería el signo de una América por lo menos en sus extremos geográficos unida y solidaria.”

SI LA PRENSA HUBIESE ASUMIDO OTRO ROL, MILES DE COMPAÑEROS ESTARÍAN CON NOSOTROS

Extracto del testimonio de Pablo Llonto

(Periodista y abogado, autor de “La noble Ernestina)
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“A las 36 horas del Golpe Clarín publica en la tapa un recuadro titulado ‘el gobierno y los diarios’, que dice que la rígida censura de prensa impuesta el 24 de marzo duró sólo 36 horas. Sólo 36 horas”, ironizó.

“Aquí se ve a Joaquín Morales Solá en un agasajo a los periodistas, en la asunción del militar y gobernador de facto de la provincia de Tucumán, el ex general Bussi”, expuso.


“Esta es la partida de nacimiento que se les hizo a los chicos que según la historia oficial de Ernestina Herrera de Noble se trató de una nena dejada en un cajoncito en la puerta de su casa y de un bebé dejado en un juzgado de San Isidro” y resaltó que la fecha de nacimiento que figura es, sugestivamente, el 23 de marzo.

“En el libro ‘La noble Ernestina’ de las páginas 154 a 156 está relatado como se extorsionó, amenazó y luego se detuvo y se sometió a torturas a la familia Graiver, propietaria del paquete accionario de lo que era Papel Prensa, bajo la acusación de financiar a la subversión, para quedarse con sus empresas” dijo.

Luego recordó que el juez federal Daniel Rafecas lleva adelante la investigación sobre la nota publicada por Clarín a detenidos dentro de un centro clandestino. “El jefe de la sección política era Morales Solá”. “También se encuentra en la justicia el caso de la nota de Telma Jara de Cabezas”, agregó.

“Aporto la desgrabación del reportaje colectivo de 16 mujeres periodistas, en agosto de 1980, al ministro del interior Albano Harguindeguy, quien está vivo, y ha reconocido que él tenía la lista de los desaparecidos. Magdalena le dice, cuando otra periodista le está cuestionando la censura, ‘No queremos que usted crea, señor ministro, que éstas son acusaciones en contra suyo. Son simplemente comentarios que le hacemos para que sepa qué es lo que se dice’”.

NINGÚN PERIODISTA PUEDE DECIR QUE NO SABÍA

Extracto del testimonio de Carlos Rodríguez
(Periodista de Página/12 y docente de la UPMPM y TEA)
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“Voy a leer una nota de felicitación del dictador Videla a la revista Gente, del 7 de agosto de 1980. ‘La eficiente tarea desarrollada por la revista en su noble misión de informar y contribuir a la formación de la opinión de la ciudadanía, cumplida en un estilo tan interesante y objetivo le ha otorgado el lugar relevante en la actualidad argentina (…) hago propicia la oportunidad para augurarles mis calurosas felicitaciones por la fecunda labor realizada”.


Rodríguez, muñido de abundante prueba documental, conservada en sus versiones originales, fue contundente y preciso al referirse a la cobertura de la guerra de Malvinas.


Y luego leyó: “’Es menester que quien informa goce de entera libertad. Lo esencial es formar opinión con valor y coraje para decir todo lo que haya que decir sin callar nada y sin faltar a la verdad pero a veces es indispensable callar y mantener un prudente silencio cuando está en juego el bienestar común’. La frase, un epitafio para la mentada la libertad de prensa que pregonan los grandes medios nacionales, fue pronunciada por el entonces presidente de facto, Videla, al inaugurar la planta de Papel Prensa, en San Pedro. Fue 26 el septiembre de 1978 y es importante decir quiénes estaban presentes: la señora Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto, Bartolomé Luis Mitre y Patricio Peralta Ramos. Nada menos que Clarín, La Nación y La Razón. Ellos aplaudieron ese discurso de Videla”.


“La agencia ANCLA, que conducía desde la clandestinidad Rodolfo Walsh, distribuía en todos los medios sus partes sobre lo que estaba ocurriendo. Ningún periodista de la Argentina puede decir que no sabía qué estaba pasando”, dijo mostrando los originales.

UN SISTEMA PERVERSO

Extracto del testimonio de Néstor Busso
(Presidente del Consejo Federal de Comunicación Audiovisual y del Foro Argentino de Radios Comunitarias)
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“Quiero mostrar cómo no solamente hubo personas y empresas cómplices con la dictadura sino que se montó un sistema perverso. En la revista Somos de octubre de 76 aparece un artículo en el que el dictador Videla dice, desde Tucumán, ‘Hacía un nuevo país’. Ese modelo de país necesitaba un modelo comunicacional y lo impusieron con un bando militar que se conoce como la ley de radiodifusión.

Los cómplices de ese modelo presentaban la información sobre lo que ellos llamaban 'la nueva ley de radiodifusión sancionada ayer'. Con fecha del 16 de septiembre de 1980 el diario Clarín titula: 'privatizarán 66 medios de radio y TV'. Ese día La Nación publica: 'Sancionase la ley de radiodifusión'.

No hay ningún cuestionamiento u objeción a esta forma de sancionar y promulgar una ley. Es muy llamativo si lo comparamos con la forma en que fue publicada la noticia de la ley surgida de la democracia, hasta ahora cuestionada.

La mayoría de los grupos empresarios se prestaron al sistema impuesto por la dictadura. Ninguno hablaba de violación a la libertad de expresión”.

PERDÓN

Testimonio de Claudia Acuña
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La pregunta que tratamos de responder hoy es qué rol cumplió el periodismo durante la dictadura. Estamos hablando, entonces, de una época de censura marcial.


Mirar de frente y a la cara a ese agujero negro absoluto nos permite hoy reconocer los mecanismos que tejieron esa red que secuestró la libertad de expresión no de un profesional de la comunicación ni de un medio, sino de toda la sociedad.

Mi hipótesis es que el plan criminal que llevó adelante la dictadura incluyó a un grupo de medios y personas cuya tarea fue difundir, sostener y justificar la máquina de terror.


Tomo como base un caso testigo: el de la editorial Atlántida, por entonces propiedad de la familia Vigil y editora de la revista Gente, en esos años dirigida por Samuel Gelblung; la revista Somos, cuya edición política estuvo a cargo de Gustavo Landívar y la secretaría de redacción la desempeñaron Héctor D’ amico (hoy secretario general del diario La Nación) y Jorge de Luján Gutierrez (hoy director de la revista gente) y la revista Para Ti, dirigida por Lucrecia Gordillo y Agustín Botinelli.


De manera sincronizada y sistemática, estas publicaciones difundieron un discurso homogéneo que podría distinguirse en dos grandes líneas narrativas:


1) En primer lugar, la difusión del sustento ideológico del terror. Sería interminable la lista de ejemplos que podría entregar a este tribunal, especialmente los referidos a cómo se creó una gramática que justificó la represión, criminalizó a las víctimas y muy especialmente a la organización sindical y resaltó las virtudes del plan económico en general y la personalidad del ministro José Alfredo Martínez de Hoz en particular. Creo puede dar una idea certera de qué a niveles llegó esta literatura de propaganda este texto que se publicó con el título de Carta Abierta a los padres argentinos, en la revista Gente a fines de diciembre de 1976, en forma de nota periodística en la revista Somos y luego, como guía de consejos para padres en la revista Para Ti. Entrego al Tribunal las copias correspondientes y solicito que se lean los párrafo por mi seleccionados:

Carta abierta a los padres argentinos, publicada en la revista Gente en diciembre de 1976:
“Después del 24 de marzo de 1976, usted sintió un alivio. Sintió que retornaba el orden. Que todo el cuerpo social enfermo recibía una transfusión de sangre salvadora. Bien. Pero ese optimismo -por lo menos, en exceso- también es peligroso. (…) Hoy, aún cuando el fin de la guerra parece cercano, aún cuando el enemigo parece en retirada, todavía hay posiciones claves que no han podido ser recuperadas. Porque hay que entender algo, con claridad y para siempre. En esta guerra no sólo las armas son importantes. También los libros, la educación, los profesores. La guerrilla puede perder una o cien batallas, pero habrá ganado la guerra si consigue infiltrar su ideología en la escuela primaria, en la secundaria, en la universidad, en el club, en la iglesia. Ese es su objetivo principal. Y eso es lo que todavía puede conseguir. Sobre todo si usted, que tiene hijos, no está alerta. (…) Porque si usted se desinteresa, no tendrá derecho a culpar al destino o a la fatalidad cuando la llamen de la morgue”.


Cómo reconocer la infiltración marxista en las escuelas, artículo publicado en la revista Para Ti en marzo de 1977:
“Lo primero que se puede detectar es la utilización de un determinado vocabulario, que aunque no parezca muy trascendente, tiene mucha importancia para realizar ese transbordo ideológico que nos preocupa. Aparecerán frecuentemente los vocablos: diálogo, burguesía, proletariado, América Latina, explotación, cambio de estructuras, compromiso, etc.


(…) Asimismo, el trabajo grupal que ha sustituido a la responsabilidad personal puede ser fácilmente utilizado para despersonalizar al chico. Estas son las tácticas utilizadas por los agentes izquierdistas para abordar la escuela y apuntalar desde la base su semillero de futuros combatientes”.

2) Otra de las líneas narrativas estuvo destinada a contrarrestar las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos. Comenzó en el año 1977 como puede inferirse de las notas cuyas copias entrego a manera de ejemplo.

Esta línea llegó a su máxima expresión en 1978, en la misma medida en que se fortalecía la organización de las denuncias y al ritmo en que los organismos internacionales de defensa de los derechos humanos comenzaban a investigarlas. Así surge la frase “campaña anti-argentina” que recorre todas las publicaciones de Atlántida y cuya síntesis emblemática son las famosas postales que reemplazaron a las tradicionales fichas de cocina de la revista Para Ti durante 4 números, en agosto de 1978. De esta etapa, entrego al tribunal algunos ejemplos y destaco especialmente una tapa de la revista Somos que hoy puede parecer una parodia de la revista Barcelona: Es la que lleva la foto del general Videla festejando el gol de la selección argentina en el Mundial 78 y lleva por título “Un país que cambió”. Lo paradigmático, sin embargo, es su contratapa: El aviso del nuevo Ford Falcon modelo 78, “para un marcha más serena, suave y gratificante”.


No quiero, sin embargo, explayarme sobre esto que considero los ejes centrales del mecanismo porque me interesa resaltar algunos casos que para mi representan hasta dónde fue capaz de llegar.
1) Uno es esta nota publicada en la revista Somos el 16 de diciembre de 1977 titulada Cómo viven los desertores de la subversión que ilustran con fotos que muestran un supuesto “centro de rehabilitación para extremistas”, según dice el epígrafe. Conociendo hoy la realidad de los campos de concentración de la dictadura da miedo mirar estas fotos.


2) Otro ejemplo es esta serie de notas que dan cuentan de la situación de niños involucrados en operativos militares. La primera es publicada por la revista Somos el 30 de diciembre de 1977 con el título Los hijos del terror e informa, de manera muy especial como podrá apreciar el tribunal, del operativo realizado el 15 de setiembre de 1977 en Uruguay donde fue detenido, entre otros, el pianista Miguel Angel Estrella y diputado Jaime Dri en un procedimiento que derivó luego en el traslado ilegal de los detenidos al centro de detención clandestino ESMA y para su comparación entrego una copia de la misma noticia publicada por el diario uruguayo La República.



La segunda nota que involucra a niños fue publicada el 24 de marzo de 1978, se titula Los herederos del odio y hace referencia, en un tono similar a la anterior, al “abandono” de tres niños “que eran hijos de María Luisa Cerviño, una notoria subversiva”.


Según consta en el legajo N° 1791 de la Conadep María Luisa Cerviño fue privada ilegalmente de su libertad el 7 de abril de 1977. Cito esa denuncia:
“El mayor de los niños, de 11 años de edad, relató que junto a su madre y sus hermanos, Paula y Marcos, ´fueron a visitar a Jesús en la iglesia´, y luego se dirigieron a una confitería (de Villa Devoto). Al salir vio a unos señores vestidos de civil armados que los rodean. Allí su madre baja a la niña de dos años que tenía en brazos y corre, siendo baleada y herida. Luego, dos hombres la introducen a un auto, y a los chicos en otro. La abuela de los chicos se enteró que su hija estaba internada en un Hospital de Villa Devoto, donde le dijeron que personal del Ejército la había retirado sin ser curada.


María Luisa fue vista en el campo de concentración El Vesubio.
La citada nota de la revista Somos no menciona ninguno de estos datos. Concluye, en cambio, con la siguiente infomación, que solicito al tribunal de lectura:

“Quizá la explicación a esto, que en principio parece inexplicable, le den dos cartas halladas recientemente durante un operativo antisubversivo. Una de ellas, firmada por “tu padre” está dirigida a Ernesto y dice:
“No puedo concebir que esta sociedad podrida te contagie con tus sus dibujos, sus parques de diversiones y juguetes (…) (corte en el orginal) Debes hacer honor al nombre que te puse , Ernesto, por el Che, utilizar a tu reaccionaria madre para que te alimente hasta que puedas hacerlo solo e incorporarte a la organización y nunca escuchar sus consejos burgueses que pueden hacer de vos un maricón amanerado”.
3) Otro ejemplo concreto de hasta dónde llegó la prensa en tiempos de dictadura es el caso de Thelma Dorothy Jara de Cabezas, secuestrada en la puerta del Hospital Español la noche del 30 de abril de 1979 y mantenida prisionera en la ESMA durante un año. Era una madre que buscaba a su hijo de 17 años desaparecido desde el 10 de mayo de 1976. Por esta madre se habia presentado el habeas corpus N º746 ante el Juzgado Federal Nº5 que fue rechazado. Está probado que en ocasión de su cautiverio fue sometida a mecanismos de tortura y que fue obligada por sus secuestradores a realizar un reportaje para la revista Para Ti, que fue publicado el 10 de setiembre de 1979.


La entrevista formó parte de la campaña que esa editorial montó en oportunidad de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.


En su segundo párrafo señala:
“La señora Thelma Jara de Cabezas es un testimonio (sic) nunca antes contado. Es sacar a la luz la verdad y la infamia que se esconden detrás de grupos con clara e inequívoca ideología, que se amparan en una supuesta y malintencionada defensa de los derechos humanos”.


La primera denuncia judicial por este falso reportaje fue en 1984 y contra Aníbal Vigil, director ejecutivo de Editorial Atlántida, pero se diluyó como consecuencia de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Ahora está en manos del juez Sergio Torres que debe investigar si hay delito, como sostiene la nueva querella que le atribuye a las autoridades de Atlántida la condición de partícipes necesarios en el delito de privación ilegítima de la libertad.


4) Otro ejemplo: La falsa carta atribuida al capitán del equipo holandés de fútbol, Rudd Krol que fue publicada en la revista El Gráfico el 13 de junio de 1978. Al publicarse, el embajador de Holanda presentó un protesta formal y la selección de ese país amenazó con retirase de la Copa. Finalmente, decidieron dar una conferencia de prensa donde el propio Krol desmintió lo publicado, pero la mayoría de los medios locales no publicó la noticia. La falsa carta decía lo siguiente:

“Mi preciosa:

Mamá me contó que los otros días lloraste mucho porque algunos amiguitos te dijeron cosas muy feas que pasaban en Argentina. Pero no es así, es un mentirita infantil de ellos. Papá está muy bien. Aquí todo es tranquilidad y belleza-. Esto no es la Copa del Mundo sino la Copa de la Paz. No te asustes si ves alguna foto de la concentración con soldaditos vestido de verde al lado nuestro, esos son nuestros amigos, nos cuida y nos protegen. Dile a tus amiguitos la verdad: Argentina es una tierra de amor”.


Muchos de los ejemplos que aquí traigo son burdos y, por eso mismo, se podría sospechar que he sido tendenciosa en la selección. Pero señor fiscal: este es el nivel que tiene el infierno. Y llamar a esto periodismo insulta de todas las maneras posibles mi profesión.


Por último, y para no limitarme a un solo caso, y dar idea de hasta cuándo persiste en el tiempo esta burda pero sistemática operación discursiva y dar una idea de la promiscuidad, aporto el editorial publicado por el diario La Prensa el 5 de junio de 1982, bajo la dirección de Máximo Gainza Castro: Allí se sostiene:


“El éxito obtenido por las fuerzas Armadas en la lucha contra la subversión, la prudencia y discreción con que habitualmente proceden sus miembros en el gobierno, la inclinación de las autoridades por la democracia y la libertad son hechos de pública notoriedad que se traducen en la tranquilidad general y el orden jurídico que prevalece en el país. Los órganos de opinión se expiden con absoluta independencia. Los derechos existen y las garantías constitucionales, subsisten.”


El general Ramón Camps dedicó su libro donde da su versión del caso Timerman a Gainza Castro, a quien la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo reclama infructuosamente que declare en el causa en la que intenta averiguar el paradero de su nieta Clara Anahí. Chicha Mariani nos contó que descubrió que en la declaración que hizo Camps ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas asegura que el señor Gainza Castro estuvo presente en el operativo donde fue secuestrada su nieta. Hasta que el señor Gainza Castro no aclare esta versión quedará pendiente una pregunta siniestra ¿qué hacía el director de un diario en un operativo donde se secuestró un bebe?


Quizá La mejor síntesis sobre el rol que cumplió la prensa durante la dictadura fue la que escribieron Ignacio Lozano, por entonces propietario del diario La Opinión de Los Angeles y Edward Seaton, propietario y editor del diario Mercury de Kansas en un informe que dio a conocer la Sociedad Interamericana de Prensa en el año 1978, donde se retrató la actitud de los editores argentinos de la siguiente manera:


“La mayoría de los diarios ignoran la mayoría de los secuestros. Por ejemplo, pocos quisieron cubrir la desaparición de diez dirigentes de las llamadas Madres Locas que se reúnen los jueves frente a la sede presidencial”. Otros editores y directores “dijeron que no le dan espacio a la violencia porque están de acuerdo con la campaña del gobierno en contra del terrorismo y que ‘van a cooperar’.


Según interpretó este informe en 1978 el motivo de esta actitud es el siguiente:
“Se benefician de tal comportamiento al asociarse con el Estado para la producción de papel”.
El informe señaló que la única “notable excepción” a la ausencia de cobertura de los crímenes del gobierno militar es el Buenos Aires Herald, dirigido por David Cox. Fue precisamente Cox quien aseguró en una entrevista:
“Si sólo hubiésemos tenido una prensa decente, no podría haber pasado lo que pasó”.


No encuentro mejor manera de concluir todo lo que estas pruebas representan que con las palabras que le dijo Risha Timerman al entonces director de La Nación, Claudio Escribano. Fue cuando Risha asistió con sus hijos a una reunión de la SIP realizada en 1981 para denunciar el arresto y las torturas a la que era sometido su esposo Jacobo. Escribano, sentado en la primera fila, desmintió su testimonio acusando a Risha de mentirosa ya que en Argentina y en plena dictadura había libertad de expresión. Fue entonces cuando Risha le dijo:



“Nadie te pide tanto”.
“Nadie les pidió tanto” podríamos decirles hoy a quienes ayer, 28 de abril de 2010, distinguieron a José Claudio Escribano como miembro de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.
No soy ingenua y entiendo que en estos días un debate como este pretende ser utilizado por la mediocre interna política argentina, pero también sé que esto es posible porque en todos estos años no supimos ni quisimos construir un espacio de debate y autocrítica.


Que sea hoy y en la calle es mérito de las Madres.
Y nuestra falta.
Hoy tampoco nadie nos pide tanto.
Nos piden simplemente que asumamos que nuestro oficio tiene derechos, pero también obligaciones. Y que aceptemos que esas obligaciones son ineludibles, porque son éticas y sociales.
Eso que nos piden hoy es algo que comprendió el Colegio de Periodistas de Chile cuando en junio de 2008 pidió públicamente perdón a víctimas y familiares de la dictadura pinochetista por considerar que hechos como los que aquí se citan afectan a la profesión toda. Dijeron entonces nuestros colegas chilenos:
“Sabemos que pedir perdón no es suficiente, pero sí imprescindible para restablecer algo de la dignidad perdida”.
Hago suyas sus palabras.
Perdón.

SUSTENTO IDEOLÓGICO Y COMUNICACIONAL

Pericia comunicacional a cargo de Hugo Ruano, Luciano Torres y Ana Clara Tosi (Periodistas, integrantes del programa Vaca Cubana que se emite los sábados a las 10 por AM 530)

Este cuerpo de Peritos ha analizado los relatos construidos y puestos a circular por los medios de comunicación de alcance nacional en el período previo al golpe de estado del 24 de marzo de 1976 y durante la dictadura cívico militar.



El material de prueba analizado es contundente en la conclusión de que los medios periciados construyen relatos de necesidad y sostenimiento del golpe de estado y de sustento ideológico y comunicacional de la dictadura.

* PERICIA 2 (Editorial La Nación 26/03/76 y 05/10/77)

A través de una maniobra de naturalización, por efecto de la repetición, los medios construyen un relato en el que se coloca al golpe de estado como algo “inminente” e “inexorable”. Cuando en realidad desde el punto de vista institucional lo único inminente eran las elecciones presidenciales de fines de 1976.

* PERICIA 6 (Editorial La Nación 21/03/76)

Se magnifica la gravedad del momento institucional hasta construir el golpe como la salida de una etapa de inmadurez que nos iba a transformar en una sociedad seria adulta y previsible.


* PERICIA 7 (Editorial La Nación 21/03/76. Editorial Clarín 24/03/77 )

En este relato los golpistas –civiles y militares- son presentados -paradójicamente- como los restauradores del orden y la paz social, por medio de la violencia.

* PERICIA 8 (Editorial La Nación 21/03/76 y 11/02/77)


Podemos hablar de una subversión de los acontecimientos construyendo una realidad en la que se reclama y justifica la intervención por la fuerza de la autodenominada “reserva moral de la Nación”, para “salvar las instituciones de la República”

Se presenta a las organizaciones sociales y políticas como “captores de la conciencia de la juventud argentina”. Y a los verdaderos secuestradores como sus re encausadores, en clara correspondencia discursiva con el Santo Oficio de la Inquisición medieval.

* PERICIA 1 (Editorial La Nación 27/03/76)

En este relato los sectores de la comunidad –especialmente de la juventud- que no se adaptan al modelo de la sociedad de consumo regida por los valores del mercado, son presentados como una amenaza que es necesario erradicar, suprimir, extinguir.

La gravedad de tal amenaza amerita la utilización de métodos abiertamente ilegales que son justificados por lo excepcional de la situación creada.


* PERICIA 3, 4 y 5 (Editorial La Nación 27 y 28/03/76)

domingo, 2 de mayo de 2010

Clarín y Papel Prensa: El epitafio de la “libertad de expresión” por Carlos Rodriguez

“Es menester que quien informa goce de entera libertad (…) Lo esencial es formar opinión con valor y coraje para decir todo lo que haya que decir, sin callar nada y sin faltar a la verdad. Pero a veces es indispensable callar y mantener un prudente silencio, cuando está en juego el bienestar común”. La frase, un epitafio para la mentada libertad de prensa que pregonan los grandes medios nacionales, fue pronunciada por el entonces presidente de facto Jorge Rafael Videla, al dejar inaugurada en la localidad bonaerense de San Pedro la planta de Papel Prensa. La fecha de ese acontecimiento es significativa: 26 de septiembre de 1978, a solo tres meses de la finalización del campeonato mundial de fútbol. Y es incriminatoria la presencia de los capitostes de los principales medios gráficos del país. Ese día acompañaron y aplaudieron a Videla la señora Ernestina Herrera de Noble, Héctor Horacio Magnetto, Bartolomé Luis Mitre y Patricio Peralta Ramos. Nada menos que Clarín, La Nación y La Razón.
Igual de oscura fue la forma en que los tres diarios llegaron a manejar la empresa, expropiada al grupo Graiver por la dictadura militar y entregada a manos privadas con una serie de prerrogativas otorgadas a cambio de la firma estampada al pie del epitafio grabado a fuego sobre la tumba de la libertad de prensa. Los nuevos dueños de Papel Prensa pagaron ocho millones de dólares por una empresa que estaba valuada en el orden de los 250 millones, como lo confirmó una investigación realizada a partir de 1986 por la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas.
El ex fiscal Ricardo Molinas le confió a quien escribe la nota que, por irrisoria, la suma no fue aceptada nunca por los herederos de David Graiver, que había sido dado por muerto en un sospechoso accidente de aviación ocurrido el 7 de agosto de 1976. Eso significó que por más de diez años los tres mosqueteros del periodismo autóctono explotaran prácticamente de regalo (los ocho millones quedaron depositados en un banco sin que nadie los moviera de allí) un negocio fabuloso que les permitió, además, monopolizar el control del papel para diarios y despanzurrar a las pequeñas y medianas empresas.
“…puede afirmarse que Papel Prensa fue un regalo del pueblo argentino a sus actuales propietarios, los diarios Clarín, La Nación y La Razón”, decía con razón una nota publicada en la revista Humor, en la primera quincena de mayo de 1988. En el muy detallado informe producido por la Fiscalía, que tenía 122 carillas y que fue reducido a menos de un cuarto de página por el diario Clarín en su edición del 4 de marzo de 1988, quedaron en claro todas las irregularidades ocurridas en torno de Papel Prensa. Entre los privilegios concedidos a la empresa figuran:
* La exención y reducción de impuestos a los réditos. Durante cuatro años fue del cien por ciento. Luego, por seis años más, fue del 85 por ciento al diez por ciento.
* La exención por diez años del impuesto a los sellos y del impuesto a las ventas.
* La exención del pago de los derechos de importación de maquinarias, equipos y repuestos.
* La exención por diez años de los derechos de importación de pasta química (fibra larga) y de pasta mecánica (fibra corta).
* A pesar de todas esas licencias el costo del papel en la Argentina fue el más caro del mundo (ver nota publicada por la revista Gente el 14 de diciembre de 1978).
El proceso de creación de Papel Prensa había comenzado en agosto de 1969, mediante un decreto firmado por otro dictador, Juan Carlos Onganía. El 18 de octubre de 1972 hubo un llamado a concurso internacional que fue declarado desierto. Los únicos oferentes, César Augusto Civita, César Doretti, Luis Alberto Rey y Editorial Abril S.A. igualmente recibieron la autorización para explotar la empresa, pero al poco tiempo todo el paquete quedó en manos del ingeniero Rey.
En el informe de la Fiscalía se dice que Rey habría actuado como testaferro de David Graiver. Después se dijo que la Organización Montoneros entregó a Graiver 15 millones de dólares producto de secuestros extorsivos, motivo por el cual la dictadura resolvió intervenir. La Fiscalía acusó al general Lanusse, a la primera Junta Militar, al ministro de Economía Alfredo Martínez de Hoz y a otros funcionarios de la dictadura como responsable de las irregularidades.
La Razón, el pariente pobre de Papel Prensa, tuvo que regalar sus acciones por presión de Clarín, lo que significó la quiebra y el despido de trabajadores. En una posterior causa judicial promovida por José Pirillo, liquidador de La Razón y de sus trabajadores, Clarín y La Nación fueron acusados duramente, pero tampoco se investigó. El gobierno de Raúl Alfonsín le puso trabas a la Fiscalía y eso se justifica con solo recordar que Julio César Saguier, primer intendente del alfonsinismo en la Capital Federal, había sido miembro del directorio de Papel Prensa. En la Argentina, las historias siempre son circulares y cierran en torno de los mismos de siempre, civiles o militares.


Carlos Rodríguez

Juicio Ético y Político a los Periodistas Cómplices de la Dictadura

A las 17 en punto, y sobre un escenario montado frente a la Pirámide de Mayo, Pedro Lanteri, director de La Voz de las Madres-AM 530, dio comienzo al juicio, informando todos los que ya anteriormente habían realizado las Madres para juzgar a aquellos que las justicia ordinaria aún se niega a condenar: los militares genocidas, los médicos que asistieron a las salas de tortura, Martínez de Hoz, ministro de Economía de la dictadura, entre otros.

Lanteri, que ofició como secretario del Juzgado, presentó a la Presidenta del Tribunal, Hebe de Bonafini, y a los fiscales: el Dr. Sergio Gandolfo, abogado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo; la licenciada en comunicación social, Lucia García; y el periodista Luis Zarranz, ambos integrantes del Equipo de Prensa Madres.

Para comenzar, la fiscalía citó a declarar al licenciado y periodista Hugo Ruano, como perito comunicacional, para que analizara –en base a pruebas documentales- la construcción del discurso de los medios de comunicación durante la dictadura.

Luego, y mientras la Plaza se iba colmando de gente deseosa y ansiosa por ser parte del jurado, la fiscalía convocó a Claudia Acuña, periodista de la cooperativa lavaca y de amplia trayectoria en diversos medios, para que brindase testimonio.

“Mi hipótesis es que el plan criminal que llevó adelante la dictadura incluyó a un grupo de medios y personas cuya tarea fue difundir, sostener y justificar la máquina de terror”, comenzó expresando. “Tomo como base un caso testigo: el de la editorial Atlántida, por entonces propiedad de la familia Vigil y editora de la revista Gente, en esos años dirigida por Samuel Gelblung; la revista Somos, cuya edición política estuvo a cargo de Gustavo Landívar y la secretaría de redacción la desempeñaron Héctor D’ Amico (hoy secretario general del diario La Nación) y Jorge de Luján Gutierrez (hoy director de la revista Gente) y la revista Para Ti, dirigida por Lucrecia Gordillo y Agustín Botinelli”, agregó.

Así, fue aportando al tribunal pruebas contundentes sobre la complicidad de esa editorial con la dictadura. De esta forma, se leyeron diversos artículos, por ejemplo, la absurda carta que publicó “El Gráfico”, en la que se falsificaba la firma de Ruud Krol, capitán de la selección holandesa de fútbol, para refutar las acusaciones de la que denominaban “campaña anti-argentina”. “Este es el nivel que tiene el infierno. Es un insulto que esto se llame periodismo, esto es propaganda, insulta a mi profesión”, afirmó Acuña.

Además, aportó una serie de notas publicadas por la editorial entre las que se encontraba una entrevista a Thelma Jara de Cabezas, cautiva y torturada en la ESMA, a quien obligaron a hacer un reportaje para la revista Para Tí. Otro caso similar fue el de la nota “Cómo viven los desertores de la subversión” que Somos publicó en diciembre de 1977, con fotos de un supuesto “centro de rehabilitación para extremistas”. “Mostrar estas fotos conociendo lo que fueron los centros clandestinos de detención da miedo”, apuntó Acuña.

La periodista también recordó cómo José Claudio Escribano se pronunció en favor de la dictadura en 1981, ante la asamblea de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa), leyó una editorial en la Máximo Gainza Castro, director de La Prensa, tras sostener que “el éxito obtenido por las Fuerzas Armadas contra la subversión es de pública notoriedad” consideraba sobre la situación del país: “los derechos existen, las garantías constituciones existen”.

“No encuentro mejor manera de concluir todo lo que estas pruebas representan que con las palabras que le dijo Risha Timerman al entonces director de La Nación, Claudio Escribano. Fue cuando Risha asistió con sus hijos a una reunión de la SIP realizada en 1981 para denunciar el arresto y las torturas a la que era sometido su esposo Jacobo. Escribano, sentado en la primera fila, desmintió su testimonio acusando a Risha de mentirosa ya que en Argentina y en plena dictadura había libertad de expresión. Fue entonces cuando Risha le dijo: ‘Nadie te pide tanto’.

‘Nadie les pidió tanto’ podríamos decirles hoy a quienes ayer, 28 de abril de 2010, distinguieron a José Claudio Escribano como miembro de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas”, reflexionó con contundencia, Claudia.

Posteriormente, la fiscalía citó a Néstor Busso, presidente del Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) y del Consejo Federal de Comunicación Audiovisual, órgano creado a partir de la nueva ley de medios. Busso se refirió al sistema de medios en relación a la doctrina de seguridad nacional y en función del mercado. Al respecto, hizo especial hincapié en cómo los medios alentaron la Ley de Radiodifusión impuesta por la dictadura el 15 de septiembre de 1980, que “benefició a los cómplices del Proceso”, en detrimento con las críticas que le propinan a la ley de medios de la democracia, debatida y consensuada en diversos foros y aprobada por amplia mayoría en ambas cámaras del Congreso, precisamente por democratizar la comunicación.

Luego, la fiscalía convocó al locutor y periodista José María Schinocca para que leyera un texto de José Pablo Feimann, enviado ante la imposibilidad de poder asistir a la actividad. El artículo refería a Mariano Grondona, uno de los más acérrimos defensores y de la dictadura militar: “Como ideólogo del sistema de la oligarquía agraria y ganadera, de la Iglesia, de la oligarquía financiera empresarial y de la guerra que el Occidente cristiano libraba contra la penetración marxista en el Continente, habría de defender a todo aquel que, en el momento que fuera, encarnara la lucha contra esos valores”, pudo escuchar en un fragmento del texto.

Acto seguido, el fiscal Gandolfo convocó al estrado al periodista de Página/12 Carlos Rodríguez, quien se refirió a Samuel “Chiche” Gelblung por su papel como director de la revista Gente durante la dictadura. Además, leyó una nota de felicitación del dictador Jorge Rafael Videla a la revista por el papel que estaban desempeñando. Asimismo, hizo referencia a Rolando Hanglin, quien en aquellos años hablaba en contra de “la campaña antiargentina en el exterior.

El testigo, muñido de abundante prueba documental, conservada en sus versiones originales, fue contundente y preciso para referirse a la cobertura de la guerra de Malvinas y a lo que consideró el botín de la complicidad entre la dictadura y los medios: Papel Prensa. Antes de terminar su testimonio, Rodríguez mostró los partes que Rodolfo Walsh mandaba desde la agencia Ancla a todas las redacciones. “Ningún periodista que haya trabajado en esa época puede decir que no sabía lo que estaba pasando.”, afirmó.

Por último, los fiscales convocaron al cuarto y último testigo, el periodista y abogado Pablo Llonto. Al igual que los tres testigos anteriores, Llonto brindó prueba documental de cada uno de sus dichos, que fue mostrando al jurado a medida que brindaba testimonio.

Así, se refirió a Joaquín Morales Solá, al Grupo Clarín, a Ernestina Herrera de Noble y a Magdalena Ruiz Guiñazú. En el testimonio hizo alusión, por ejemplo, a la nota publicada en la tapa del diario Clarín en la cual se afirmaba que “fueron abatidos cinco extremistas”. Tres de esos supuestos “extremistas” para el diario Clarín tenían entre 6 meses y 6 años de edad, lo que demuestra la canallada de la nota.

Sobre el actual editorialista de La Nación y ex jefe de la sección Política de Clarín durante la dictadura, Llonto mostró fotos en las que se lo veía con el represor tucumano Antonio Domingo Bussi en un “agasajo” para los medios.

También recordó que actualmente hay un caso abierto a cargo del juez federal Daniel Rafecas en el que se investiga cómo se hizo una nota en la que un periodista de Clarín dice que ingresó a un centro clandestino de detención y entrevistó a detenidos. “El jefe de la sección política del diario en aquel momento era Morales Solá”, apuntó.

Llonto aportó, además, una grabación de un reportaje que Magdalena Ruiz Guiñazú hizo a Videla, en 1977, cuando cubrió un viaje que el dictador hizo a Estados Unidos. “Señor presidente, usted mencionaba la forma distorsionada que en el exterior se presenta nuestra realidad”, se oyó decir a Ruiz Guiñazú.

Posteriormente los fiscales Luis Zarranz y Lucía García leyeron el alegato acusatorio, tras escuchar los testimonio y las pruebas de los testigos: “Esta fiscalía pretende subrayar que este juicio ético y político no está dirigido a la totalidad de los periodistas que actuaron en la dictadura, en cuanto trabajadores de prensa, sino que como se ha evidenciado a lo largo de la declaración de los testigos, procura juzgar a las empresas periodísticas, a sus propietarios y a aquellos periodistas que ocupaban cargos con poder de decisión dentro de esos medios; es decir, no los trabajadores de prensa que sufrieron la dictadura, sino a quienes la convalidaron con sus palabras, sus opiniones, sus acciones”, aclararon.

“Es indiscutible que no hay dictaduras posibles sin complicidad mediática. Es esa cuestión nodal lo que esta fiscalía, con el valioso y valiente testimonio de cada uno de los testigos, pretende juzgar. El asunto más delicado que aquí se nos plantea es el que refiere a la responsabilidad que hizo posible que se secuestrara, torturara, matara y desapareciera a miles de personas en el más tenebroso de los silencios periodísticos. Peor aún, muchos sostenían por entonces que en Argentina había libertad de prensa”, agregaron.

“En otras palabras: el genocidio también fue posible porque los desaparecidos fueron desaparecidos de los diarios, de las radios y de los programas de televisión. Es ahí donde el rol de los medios y de muchos periodistas adquiere una dimensión tremenda, criminal, atroz. ¿Qué es ser periodista si no contar lo que pasa?”, leyeron.

Además, pidieron como medida complementaria “que se impulse la creación de un archivo de la prensa y de los periodistas durante la dictadura, para que todos aporten los materiales de sus trabajos desde el 24 de marzo de 1976 a fin de que las generaciones siguientes sepan bien qué se ocultó y qué se hizo”.

El archivo estará disponible en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo y en Internet.

“El periodismo no está ni por encima ni por fuera de la sociedad. Y el desempeño de los periodistas es materia tan opinable como el de cualquier otro profesional. Por último, a todas y todos los presentes, les decimos citando a Rodolfo Walsh: ‘Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance. Mande copia a sus amigos; nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El Terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad’, cerraron.

Acto seguido, el Dr. Gandolfo elevó el pedido de condena “contra la prensa cómplice con la dictadura militar representada en las empresas Clarín, propiedad de Ernestina Herrena de Noble y Héctor Magnetto, La Nación, propiedad de las familias Mitre, Noble Mitre de Saguier y Saguier; Editorial Atlántida, propiedad de la familia Vigil; Editorial Perfil, propiedad de la familia Fontevecchia; La Nueva Provincia (Bahía Blanca), propiedad de la familia Massot. Asimismo a los periodistas que hablaron a favor y fueron complacientes con la jerarquía del terrorismo de estado en la argentina por atentar contra la verdad y la valentía periodística. Entre ellos: Mariano Grondona, Claudio Escribano, Joaquín Morales Solá, Magdalena Ruiz Guiñ azú, Samuel Gelblung, Vicente Massot y Máximo Gainza Castro, y no excluyendo de la acusación a todos los demás periodistas y medios que han participado en el encubrimiento del terrorismo de estado. Por eso solicitamos que al momento de solicitar sentencia se los condene como traidores al pueblo de la nación argentina”.

Tras la acusación, Lanteri convocó a los imputados a que hicieran uso de la defensa pero ninguno de ellos se presentó a hacerlo. Así, el jurado –compuesto por las Madres y el público presente- levantó las manos para, finalmente, condenar por unanimidad a todos los imputados.

Por último, Hebe de Bonafini, como presidenta del Tribunal brindó los argumentos políticos de la condena: “Hemos hecho un juicio ético y político irrefutable. Están las pruebas al alcance de todos. Los valientes compañeros que se animaron a venir y a denunciar nos dan las pautas de que las Madres tenemos razón”.

“Desde este lugar, desde esta Plaza que nos dio el nombre, donde habitan permanentemente nuestros hijos, donde nos esperan cada jueves cuando llegamos, donde están sobrevolando seguramente aquí y han inspirado al jurado y a los compañeros que vinieron a denunciar, estoy convencida que en un tiempo no muy lejano los periodistas habrá también un juicio donde los periodistas pidan perdón. Perdón por tanta ignominia, perdón por tanta basura, perdón por haber avalado la tortura. Perdón, eso es lo que haría falta que hagan algunos, aunque no alcanza, pero sería muy bueno que se reunieran algunos periodistas”.

Luego, Hebe añadió: “Reivindicamos a todos los periodistas que desaparecieron por alzar su voz, por darle valor a la palabra periodistas, reivindicamos a todos los trabajadores de prensa despedidos hoy en muchos medios de comunicación. Estamos aquí compañeros trabajadores de prensa, las Madres para acompañarlos. Sabemos, estamos convenidas que esta Plaza es la plaza del pueblo donde el pueblo reclama y exige. Falta tan poquito para el Bicentenario donde el pueblo gritó ‘queremos saber de qué se trata’. Hoy, aquí queríamos saber de qué trabajaba y lo hemos conseguido”.

“Lo decimos las Madres, ustedes, lo dicen nuestros hijos: culpables, culpables de haber traicionado al pueblo, de haber permitido que se mate y se torture, culpables de haber silenciado el horror. Gracias a todos los que vinieron, gracias a todos los periodistas que sintieron que este juicio era serio. Vamos a seguir compañeros, el próximo es el juicio a los jueces”, concluyó entre aplausos.